Mejora antisísmica
Las investigaciones para comprobar la compatibilidad estática del museo con las estructuras del monumento han confirmado la necesidad de grandes intervenciones ce conservación y de consolidación estática. La introducción de una nueva normativa sísmica nacional, aprobada mientras se estaba recuperando esta sede, ha requerido ulteriores investigaciones y el modelo matemático expresamente realizado ha demostrado que existía posibilidad de hundimiento de la Gran Aula en caso de que la onda de choque sísmica se orientada en sentido norte-sur.
Para que toda la estructura fuera más sólida hubo que aumentar la rigidez del cuerpo de fábrica mediante encadenamientos que unen la gran bóveda del espacio central con las estructuras de las salas laterales y mediante la introducción de tirantes metálicos por encima de los pasillos del primer piso.
Resulta curioso destacar cómo los tirantes modernos desempeñan la misma función estática que las bóvedas pequeñas realizadas sobre los pasillos en el siglo XVII, en la época en que se convirtió en sede del convento de Santa Catalina. Aunque la finalidad de la nueva cubierta era sencillamente realizar nuevos espacios habitables, probablemente estas bóvedas del XVII permitieron que la Gran Aula resultara indemne del aniquilador terremoto de 1703, que dañó hasta el Coliseo.
Las tareas de consolidación estático también comprenden el Cuerpo Central, donde también ha habido que encadenar las estructuras y además hubo que adecuar a las normativas las cubiertas de madera realizadas en la década de 1930.
En ambos casos, en la introducción de las cadenas, se ha procurado no alterar la imagen del monumento, sobre todo en las fachadas principales, introduciendo los amarres en los muros y cubriendo la intervención de ladrillo en la fachada con materiales originales recuperados.