Restauración conservadora
La restauración pretendía recuperar y dar funcionalidad al complejo destinado a ser sede permanente del Museo de los Foros Imperiales. La finalidad era mantener inalterado al máximo el aprovechamiento del monumento romano.
Con esta óptica se encararon problemas de adecuación muy difíciles de resolver si había que respetar la integridad y el monumento. El primero de ellos fue el cierre de la Gran Ala sobre el frente principal y sobre el del fondo, que debía conjugar el respeto por las estructuras antiguas y la efectiva protección de los agentes contaminantes, la seguridad estructural y la máxima transparencia. La solución propuesta y realizada consiste en un sistema modular de grandes piezas de polimetilmetracrilato.
Los trabajos de restauración, iniciados a partir de la Gran aula, han puesto de manifiesto lo dañina que resulta la contaminación atmosférica para las estructuras antiguas: la falta de cerramiento del aula permitía antes del 2002 el paso de una corriente de aire que aceleró la degradación, y, asimismo, la limpieza de la bóveda ha puesto de manifiesto una descomposición del conglomerado del cemento muy superior a las estimaciones.
En el Cuerpo Central, una sala del último nivel conserva la bóveda original decorada con frescos del siglo XVI. Encima de la bóveda, con motivo de la consolidación del techo actual realizado en 1930, se descubrió parte de la cubierta original de los Mercados de Trajano.